
La etapa preescolar es, sin duda, una de las más importantes en la vida de un ser humano. Es durante estos primeros años —generalmente entre los 3 y 6 años— donde los niños no solo aprenden conceptos básicos, sino que desarrollan habilidades esenciales para la vida: desde cómo relacionarse con los demás hasta cómo expresar sus emociones y descubrir el mundo que los rodea.
Más que aprender letras y números
Cuando hablamos de educación preescolar, muchos piensan inmediatamente en aprender el abecedario, contar hasta diez o colorear dentro de las líneas. Pero esta etapa va mucho más allá. Es en el preescolar donde los niños comienzan a formar su identidad, construyen autoestima y adquieren herramientas para explorar, preguntar y razonar.
El juego, la exploración, la música, el arte y la interacción social son los pilares fundamentales de esta educación temprana. Aprender jugando no es solo una frase bonita: es una metodología comprobada que potencia el desarrollo cognitivo, emocional y físico.
Habilidades blandas que se cultivan desde pequeños
Durante el preescolar, los niños aprenden a compartir, a esperar su turno, a respetar reglas, a trabajar en equipo y a resolver pequeños conflictos. Estas habilidades blandas —como la empatía, la comunicación o la resiliencia— son tan importantes como las habilidades académicas, y son clave para su éxito en etapas posteriores de su vida escolar y social.
Además, esta etapa es ideal para detectar dificultades del desarrollo o del lenguaje y trabajar en ellas desde temprano, lo que mejora significativamente el pronóstico de aprendizaje a futuro.
El papel de los educadores y la familia
Los docentes de preescolar tienen un rol fundamental: no solo guían, sino que también observan, motivan y estimulan el aprendizaje natural de los niños. Su trabajo va más allá de enseñar; se trata de acompañar con sensibilidad y creatividad cada paso del desarrollo.
Por otro lado, la familia es el primer y más importante entorno educativo. Lo que se refuerza en casa —la curiosidad, el afecto, la rutina, la comunicación— complementa y fortalece lo que se vive en el aula.
Tecnología y preescolar: ¿sí o no?
En una era cada vez más digital, la pregunta sobre el uso de la tecnología en el nivel preescolar es inevitable. Si bien puede ser una herramienta útil en dosis adecuadas y con contenido apropiado, es importante recordar que nada reemplaza la experiencia física, sensorial y emocional que los niños necesitan a esta edad. Tocar, oler, moverse, construir y jugar siguen siendo las mejores formas de aprender en esta etapa.
La educación preescolar no es una preparación para la escuela: es escuela. Es un momento clave donde se siembran las bases del desarrollo integral. Invertir en esta etapa —ya sea desde la familia, la sociedad o el Estado— es invertir en el futuro de cada niño, y en consecuencia, en el futuro de todos. Porque cuando un niño en preescolar aprende con amor, juego y respeto, el mundo se convierte en un lugar lleno de posibilidades.