
En un mundo que avanza a toda velocidad, muchos jóvenes han dejado de conformarse con solo estudiar; ahora también se atreven a emprender. Sin embargo, compaginar una carrera universitaria exigente como la ingeniería industrial con la gestión de varios negocios una barbería, un restaurante, una tienda de relojes y otra de zapatos no resulta sencillo. En este artículo, indagaremos en cómo alcanzar dicho equilibrio sin sacrificar la salud mental ni el rendimiento académico.
1. La mentalidad: De estudiante a empresario
La universidad te proporciona una base teórica, mientras que el mundo de los negocios te brinda lecciones valiosas de la vida real. Al unir estos dos ámbitos, cultivas una mentalidad estratégica. Comenzar desde joven te impulsa a adoptar un enfoque distinto: ya no te concentras únicamente en aprobar materias, sino en edificar algo que sea verdaderamente tuyo.
2. Gestión del tiempo: La clave del éxito
La organización es fundamental. Puedes aprovechar herramientas como Google Calendar, Notion o simplemente una libreta para mantener tus tareas bajo control. La idea es sencilla: dedica bloques de tiempo para estudiar, trabajar y descansar. No subestimes la importancia del sueño; créelo, es esencial para tu rendimiento.
3. Aprender haciendo (y cosechando frutos)
Todo lo que aprendes en clase puede tener aplicación directa en tus negocios, y viceversa. Si te enseñan sobre la mejora de procesos, ponlo en práctica en tu tienda. ¿Te hablan de costos y presupuestos? Utiliza ese conocimiento en tu barbería. No hay forma más efectiva de entender la teoría que experimentandola en tu propia vida.
4. Red de apoyo: No estás solo
Tener un equipo confiable en cada negocio te permite enfocarte cuando toca estudiar o rendir parciales. Aprende a delegar. No se trata de hacerlo todo tú, sino de liderar.
5. Fracasar y volver a empezar
No todo saldrá bien. Algunos días perderás dinero o sentirás que vas colapsar. Pero si usas cada error como un aprendizaje, estás ganando. La resiliencia es el músculo más fuerte de un emprendedor.
Ser estudiante y emprendedor a los 20 años no es un camino fácil, pero si lo abordas con disciplina, pasión y propósito, puedes lograrlo. Imagina graduarte con un título en una mano y varios negocios en pleno funcionamiento en la otra. La clave no es elegir entre estudiar o emprender, sino demostrar que puedes sobresalir en ambos.