
Clavada en el corazón de Sudamérica, Colombia asombra por la increíble diversidad de su geografía, lo que directamente se traduce en una sorprendente gama de climas. Atravesada por la imponente cordillera de los Andes y acariciada por las cálidas aguas del Caribe y el Pacífico, esta nación despliega un abanico climático que va desde el calor pegajoso de las selvas húmedas hasta el frío extremo de sus cimas nevadas.
Una razón fundamental de esta riqueza climática reside en su posición ecuatorial. No obstante, la altura sobre el nivel del mar juega un papel esencial en la modificación de las temperaturas. A medida que se sube por las laderas montañosas, el entorno y el clima experimentan una transformación radical.
En las zonas bajas, hasta los 1000 metros de altitud, imperan las Tierras Calientes, caracterizadas por temperaturas elevadas y alta humedad, típicas de las selvas tropicales, las llanuras costeras y los valles interandinos de menor elevación. Aquí, el sol brilla constantemente y la vegetación es exuberante.
Al ascender a las Tierras Templadas, entre los 1000 y 2000 metros, el clima se torna más benigno y agradable, con temperaturas promedio que varían entre los 17°C y 24°C. Esta franja, ideal para el cultivo del café, ofrece paisajes siempre verdes y con un aire primaveral durante todo el año.
Siguiendo el ascenso, descubrimos las Tierras Frías, entre los 2000 y 3000 metros, donde las temperaturas descienden, situándose generalmente entre los 12°C y 17°C. En este punto, los paisajes están dominados por bosques nublados y páramos, ecosistemas singulares con una biodiversidad fascinante.
Finalmente, en las Tierras de Páramo, entre los 3000 y 4500 metros, y las Tierras Heladas, por encima de los 4500 metros, el frío se intensifica notablemente. Los páramos son ecosistemas de alta montaña con una flora especializada y temperaturas que pueden caer bajo cero. Las cumbres cubiertas de nieve, como las de la Sierra Nevada de Santa Marta o algunos volcanes, presentan un clima glacial permanente.
Esta asombrosa variedad de climas en un territorio relativamente compacto permite que Colombia albergue una biodiversidad excepcional, desde aves tropicales de vivos colores hasta osos de anteojos y los singulares frailejones de los páramos. Adicionalmente, esta diversidad climática influye directamente en la agricultura, posibilitando la cosecha de una amplia gama de productos a lo largo de todo el año.